Asad Elixir de Lattafa.
Asad Elixir de Lattafa es una creación que pertenece a la familia olfativa Oriental.
Diseñada especialmente para hombres que transmiten fuerza, determinación y una elegancia que no necesita explicarse.
No es un perfume que se lleve para gustar: se lleva para impactar, para dejar presencia en el aire, para que la memoria olfativa de quien te cruzó vuelva a ti sin querer.
Es intenso, audaz y sofisticado, con una estructura cálida y especiada que se asienta en la piel como un sello personal.
Es una fragancia que tiene la cualidad de transformarse: inicia con brillo, pasa por una fase seductora y finalmente se convierte en un aroma profundo, envolvente y casi íntimo.
Perfecto para noches, momentos especiales o para quien disfruta llevar una esencia que se sienta como parte de su identidad.
Notas de Salida.
Desde el primer instante, la fragancia se abre con un pomelo vibrante que aporta luminosidad y una chispa cítrica refinada.
No es una nota fresca común: tiene brillo, energía, vida.
La pimienta rosa se entrelaza rápidamente, aportando un toque especiado sutil, moderno, ligeramente picante, que despierta curiosidad.
Y entonces, aparece el azafrán, cálido, lujoso, dorado, con ese carácter sedoso que recuerda a la piel calentada por el sol y a los perfumes de herencia árabe.
Esta salida es elegante, intrigante y marcadamente masculina, dejando claro desde el inicio que es una fragancia con personalidad.
Notas de Corazón.
A medida que evoluciona, el tabaco emerge como protagonista absoluto.
Es un tabaco cremoso, profundo, con ese carácter entre dulce y ahumado que seduce sin esfuerzo.
El cedro aporta un matiz maderado sobrio, estructural, como la columna vertebral de la fragancia, evocando la serenidad y firmeza de la madera noble.
La vainilla, lejos de suavizar al exceso, se funde con el tabaco y lo vuelve adictivo, sensual, casi hipnótico.
Aquí el perfume se vuelve más íntimo, más cercano a la piel, más profundo. Es el corazón donde reside su atractivo más magnético.
Notas de Fondo.
En su fase final, el ámbar ligero ofrece una dulzura cálida, resinosa y luminosa, como una llama suave que brilla en penumbra.
El incienso añade ese toque místico, envolvente, casi espiritual, creando un aura intrigante alrededor de quien lo lleva.
El pachulí aporta un carácter terroso, robusto, que sostiene la fragancia en la piel con solidez y profundidad.
Y la cachemira —suave, cremosa, cálida— termina de envolver el aroma en una textura que se siente como un tejido lujoso, elegante y sensual.
Fundiéndose lentamente con la piel y permaneciendo durante horas.
Asad Elixir no es simplemente una fragancia:
Es una declaración de presencia, un lenguaje sin palabras, un aura que acompaña y antecede.
Está hecho para hombres que saben quiénes son y no necesitan confirmación.
Para quienes disfrutan de un aroma con carácter, calidez, misterio y fuerza interior.
Una esencia que conquista sin esfuerzo…
y permanece.





